jueves, 24 de mayo de 2007

Siempre a mi lado

Cariño, ahora que he estado tan cerca de la muerte, tengo que hacer repaso de lo que ha sido mi vida contigo.
Siempre me has cuidado. Siempre me has querido. Nunca te apartaste de mi lado.
En aquel accidente fatal, en el que mi coche quedó destrozado. Cuantas noches estuviste a mi lado, dándome aliento hasta que curaron todas mis cicatrices.
En ese duro momento en que la fatalidad hizo que rodara escaleras abajo quedando tanto tiempo inmóvil y dolorido. ¿Te acuerdas? Pensábamos que jamás podría volver a caminar. Sin embargo tú siempre me diste ánimo y fuerza para llevarlo adelante. Tú hiciste que lo superara y volviera a caminar. Tú siempre estuviste allí.
Y de nuevo mi vida se ve truncada por la desdicha de verme postrado e inmóvil, sin saber si algún día podré superar el infortunio de esta enfermedad que me acecha. Y tú sigues a mi lado.
Ella se levanta de la silla, y en silencio se inclina sobre él para darle un beso en la frente. Después sale de la habitación.
A solas y en silencio, sus pensamientos se van tras ella mientras murmura:
- ¿Y no será esta tía la que me trae a mí mala suerte?

2 comentarios:

Tula dijo...

Hola Cristi

Curiosa historia ;-)

Septem Trionis dijo...

Hola Cristina

Me hs gustado el cuento, tiene justo el punto de "terror de lo cotidiano" que me gusta ami :)