jueves, 28 de junio de 2007

El castillo de Chapultepec

Te voy a contar la historia del castillo de Chapultepec

martes, 26 de junio de 2007

Música maestro

¿Quieres escuchar un poquito de música? Esto es misión imposible.

sábado, 9 de junio de 2007

Duende

Según el diccionario de la Real Academia Española se llama Duende al Espíritu travieso que se cree que habita en algunas casas, causando en ellas alteraciones y desórdenes; se le suele representar en forma de viejo o niño.

domingo, 27 de mayo de 2007

El destino de Faustino

Nunca supe si fue cierto. Mi padre me lo contó tantas veces que no cuestioné que pudiera no ser verdad.
Él era niño, y en aquel mi pueblo, como en tantos, cuando alguien fallecía se velaba al difunto durante toda la noche en su casa, con éste de cuerpo presente.
Las madres siempre llevaban a algún niño porque así, de vuelta a casa, con lo poco que les convidaran en el velatorio, pues era de costumbre ofrecer rosquillos de manteca, los pobres ya iban cenados, y en aquellos tiempos precarios de todo algo ayudaría ahorrarse la cena de uno, si es que la había.
Así, sentado en una silla en la que le colgaban las piernas, y peleando contra el sueño, escuchaba este niño conversaciones de mayores y plañideras.
Había salido aquel paisano, hoy cuerpo de mortaja, un día para Valladolid. Cincuenta kilómetros de ida, con los mismos de vuelta en aquellos tiempos, no estaban mal. Con lo que entonces el auto del correo tardaba en recorrer aquella distancia, mas los mandados que tuviera que hacer allí el hombre, que importantes debían de ser para realizar citado viaje... Pues total dos días. Dos días que, por no conocer a nadie, ni atreverse a proceder en la misma calle como le mandaba el cuerpo, pues las multas eran de órdago, se pasó nuestro paisano sin evacuar sus aguas menores.
Y así, de vuelta al pueblo, con los recados hechos, el pobre se murió.
- Pero mujer ¿cómo fue?, ¡Ay que ver, con lo joven que era!- Le preguntaban con inquietud a la viuda.
- Ay hijos, no sé. Yo no entiendo lo que dijo Don Luis el médico cuando le miró. Yo solo sé que me cogió las manos, me miró y de repente Plum.
- ¿ De repente Plum?
- Si, de repente Plum, y se quedó en el Inter. Respondió la viuda con plena convicción de lo que decía.

Y así fue. Y así me lo contó mi padre. Y así se narró durante años, porque mi padre fue el mejor contador de historias del mundo.
Y no les extrañe de que hiciera Plum. A mi lo que me parece más extraño es que se quedara en el Inter. Que mira que he investigado. Hasta he llegado a pensar que eso del Inter fuera un lugar celestial, como una especie de antesala o algo así. A saber, un purgatorio, un limbo de los justos. Pero no. Aún hoy no sé lo que es.
Pero estén seguros el hombre se quedó allí, en tan extraño lugar o en tan extraño estado, o lo que haya de ser. Pueden comprobarlo si quieren. Pregunten en Villardefrades qué es el Inter. Nadie les dará una respuesta, pero todos les dirán que el señor Faustino, que en paz descanse, se quedó allí.

Cuentos gratis

En la calle Libertad de Madrid existen muchos lugares donde se cuentan cuentos gratis. Sólo tienes que acudir, tomarte un café, guardar silencio y escuchar.
Sólo para amantes de las historias peregrinas.

jueves, 24 de mayo de 2007

Siempre a mi lado

Cariño, ahora que he estado tan cerca de la muerte, tengo que hacer repaso de lo que ha sido mi vida contigo.
Siempre me has cuidado. Siempre me has querido. Nunca te apartaste de mi lado.
En aquel accidente fatal, en el que mi coche quedó destrozado. Cuantas noches estuviste a mi lado, dándome aliento hasta que curaron todas mis cicatrices.
En ese duro momento en que la fatalidad hizo que rodara escaleras abajo quedando tanto tiempo inmóvil y dolorido. ¿Te acuerdas? Pensábamos que jamás podría volver a caminar. Sin embargo tú siempre me diste ánimo y fuerza para llevarlo adelante. Tú hiciste que lo superara y volviera a caminar. Tú siempre estuviste allí.
Y de nuevo mi vida se ve truncada por la desdicha de verme postrado e inmóvil, sin saber si algún día podré superar el infortunio de esta enfermedad que me acecha. Y tú sigues a mi lado.
Ella se levanta de la silla, y en silencio se inclina sobre él para darle un beso en la frente. Después sale de la habitación.
A solas y en silencio, sus pensamientos se van tras ella mientras murmura:
- ¿Y no será esta tía la que me trae a mí mala suerte?